31 marzo, 2014

Silencio [Segunda Parte] ~

Más bien una trilogía en la ausencia de palabras.

Cuán silenciosa es la noche, si parece que devorara el sonido, las voces, los gritos. Siempre recuerdo su voz en el silencio, más bien ahora parece que fue telepatía, porque sus labios estaban enredados en los míos.

Fue aquella noche de Verano, ese Verano en que la vida corría en las manos.

En ese silencio, fue que lo escuché por primera vez, más bien por segunda y tercera. Ese silencio mágico, que guarda ansias de explotar, de contener las ganas de abrir la boca y dejar que el corazón se acelere y saque lo que tiene dentro; de no sentir más esa presión en el pecho, al verte silenciosa en la oscuridad, de un llamado improvisado e intercambiar diez palabras rápidas y una risa.

Hubo un tiempo en que me dolía el silencio, porque en él la encontraba. Esa dama lúgubre de largos brazos y manos gélidas, de un aliento venenoso, que te paraliza el cuerpo. Dicha dama, no era más que mi Miseria rondando, nadando en la pena de un quiebre, de un cambio de vida, de un despertar los días sábados sin el abrazo paterno, de negarme el cariño de mi padre.
Ahí estuvo el silencio mucho tiempo, en ese rincón oscuro de la memoria, pero de una memoría dolorosa y agonizante, que carcomía de adentro la carme.

 Con el tiempo se volvío aliado, el silencio compañero; aquel que me abrazaba en las tardes de soledad, y enguajaba mis lágrimas sin pedir nada a cambio, sólo mi compañía. Quería estar con él, y él no me abandonaba, a diferencia de las personas, que huían de mi cara zombificada y mis falsas ganas de estar bien. No quería estar bien, ni conmigo ni con nadie, sólo quería estar, tal como ahora, pero estar mal para mi, para mi música y para mis sueños extravagantemente bizarros, alejados de toda realidad. Viajé al País de las Maravillas, pero estaba corrompido de mi escoria humana, así que lo abandoné pronto, cuando los primeros rayos de la Luna aparecieron sobre mí, durante el equinoccio de Otoño. 

La primera Luna, la que marca Cuaresma, la que en silencio, escuchó mis lamentos, mis aullidos, y consoló mi corazón, lo adoptó, y fui parte de ella, hasta hoy.
Siempre en silencio le agradezco a la Luna su misericordia, su benevolencia y paciencia. Cómo me ayudó a estar bien.
No soy hijo de la Luna, soy su siervo en la oscuridad, y en la complicidad de ese silencio.

Más bien, el silencio ahora me ayuda a aclararme, a entenerder, a aprender. Pues en silencio, doy mis primeros pasos en las conquistas, desde las sombras, maquineando y sopesando posibilidades. No juego a perder, eso es para novatos. Pero es en el silencio, donde está el poder de estas jugadas; el elemento sorpresa y el remate.
Hay que hablar poco, lo necesario; lo demás es en actos, en sorpresas, en actitudes. Ese es el leiv'motiv  de una jugada maestra: ser silenciosa, que para el resto pase desapercibida.

El silencio, enemigo, arma y aliado. Todas las caras de un incomprendido, de un momento exacto y perfecto. De ese silencio astuto, que se convierte en futuro, en decisión, en amor y valentía.

Más que silencio, parece un ser invisible, que nos acompaña, que nos posee a ratos y hace de las suyas.

Aprende su nombre y úsalo. Es el mejor consejo que te puedo dar.



28 marzo, 2014

Silencio [Primera Parte] ~

Cuando las palabras sobran, 
cuando la consciencia quiere ese anhelado silencio,
ese sanador y consolador, el silencio que mantiene la unión,
ese cómplice e ingenuo;
Entiende que no quiero hablar, sólo estar, 
mírame y piérdete en mi,
regálame un beso tierno, tímido,
y hazme saber que en el silencio podemos estar.

Si no hay palabras, se puede vivir mejor el sentir,
interpretar el ritmo de nuestros corazones caóticos,
del pasado cielo gris que empañó nuestras pupilas soñadores.

En el silencio, donde todo adquiere mayor sentido, 
donde se libera la esencia misma de la vida,
aferrándose a respirar, a poner la mano en el pecho,
y sentir el latido; suspiros inquietos: miedo.

Silencio incomprendido,
mal visto e indeseado.
Daría unos años de vida por él,
de escapar del ruido mecánico de la ciudad,
de huir y acurrucarme bajo sus mantas.
Que en la noche me arrope antes de dormir
y me cuente de tu día, de que pensaste en mi durante la tarde, 
le contaste un secreto para dormir y rezaste pidiendo por nosotros.
 
Tirados en el pasto, como en aquella escena de una película,
dibujando animales en el cielo, rellenándolos de nubes y deseos;
como aquella película que vimos una vez, tu y yo, y el silencio envolviéndonos.
Me miras y está ahí, me posee la garganta, y te toma de la mano, 
juega con nosotros como títeres y continua el espectáculo.

Cierra los ojos niñas, y deja que el silencio sea tu amor,
permanece a mi lado así, callada, que sólo quiero estar, 
y que estés ahí para mi, en silencio, como te quiero,
en silencio, como vamos por el mundo,
en silencio, pero con el caos por dentro.



Te amo a mi manera ~

¿Un Amor condicional?
¿Una promesa de Amor agónica?
¿Una complicidad implícita en un tiempo donde las distancias no existen?

Te Amo a mi manera, libre y poética.
Estamos lejos, distanciados por un mundo o varios, pero nuestras alman bailan juntas frente al fuego que consume todo.
Ese fuego que Amamos ver, que deliramos del caos de una sociedad mundana y corrupta.
Te Amo, Amo tu alma y ella a mi.

¿Será posible Amar así?
¿Quién lo niega?
¿Quién lo afirma y avala?

Te Amo en mi única manera de amar; dejándote libre, bella palomita,
no hay cadenas que aprieten tus muñecas, ni contratos en mi bolsillo.
Puro sentimiento, con testigos la Luna y el Viento que viene del desierto.

Ya mañana cuando el Sol no salga más, te Amaré a mi manera, que es la única forma en que puedo Amarte, por más terco y poco empático que sea, es el único Amor que te pertenece.

Aún Amando a otras, Te Amo a mi manera, en ese susurro ligero que se regala en la despedida, ese es el Amor del que te hablo, del Amor que nosotros conocemos.

Me Amas a tu manera, me Amas sin materia, sólo carne, piel y corazón. Es un Amor que pensaste enfermo, pero es puro, es Amor del original, del que hablan los libros, ese Amor auténtico, del Te Amo en su máxima expresión, desde el alma, de las entrañas.

Sin miedo y sin destino, ese será el único camino.
Porque Amamos a nuestra manera, nos Amamos de esta manera, de la manera en que dos almas se Aman, almas que se remojan en el Placer, de ese Placer egoísta que busca una salida por los poros, que se escapa por los ojos y se aloja en nuestras bocas.

Te Amo a mi manera, de esa bella manera, de la manera más sincera, libre y poética, pues eres aquella que inspira mi corazón, que lo detiene unos segundos, que lo toca sin estar aquí.

Por eso y de cierta manera, Te Amo, porque eso es Amar, y esa es una manera de vivir junto a tí, Amor...


[La nebulosa del Alma]