28 marzo, 2014

Silencio [Primera Parte] ~

Cuando las palabras sobran, 
cuando la consciencia quiere ese anhelado silencio,
ese sanador y consolador, el silencio que mantiene la unión,
ese cómplice e ingenuo;
Entiende que no quiero hablar, sólo estar, 
mírame y piérdete en mi,
regálame un beso tierno, tímido,
y hazme saber que en el silencio podemos estar.

Si no hay palabras, se puede vivir mejor el sentir,
interpretar el ritmo de nuestros corazones caóticos,
del pasado cielo gris que empañó nuestras pupilas soñadores.

En el silencio, donde todo adquiere mayor sentido, 
donde se libera la esencia misma de la vida,
aferrándose a respirar, a poner la mano en el pecho,
y sentir el latido; suspiros inquietos: miedo.

Silencio incomprendido,
mal visto e indeseado.
Daría unos años de vida por él,
de escapar del ruido mecánico de la ciudad,
de huir y acurrucarme bajo sus mantas.
Que en la noche me arrope antes de dormir
y me cuente de tu día, de que pensaste en mi durante la tarde, 
le contaste un secreto para dormir y rezaste pidiendo por nosotros.
 
Tirados en el pasto, como en aquella escena de una película,
dibujando animales en el cielo, rellenándolos de nubes y deseos;
como aquella película que vimos una vez, tu y yo, y el silencio envolviéndonos.
Me miras y está ahí, me posee la garganta, y te toma de la mano, 
juega con nosotros como títeres y continua el espectáculo.

Cierra los ojos niñas, y deja que el silencio sea tu amor,
permanece a mi lado así, callada, que sólo quiero estar, 
y que estés ahí para mi, en silencio, como te quiero,
en silencio, como vamos por el mundo,
en silencio, pero con el caos por dentro.