... "Oscuridad.
No podía ver nada; sólo sentía el suave tacto contra el apoya brazos del sofá donde estaba sentado. En las penumbras siempre las habitaciones se ven más grandes, y parecía que me separaban un poco más de tres metros de la puerta. Pero era cosa de levantarme y podría estirar mi brazo.
No sé cuanto llevaba esperando ahí, pasivo, sentado, casí sin respirar, a la espera de mi víctima.
Podía saborear el amargo de mi boca y cómo el estómago me reclamaba por algo de comer.
Este trabajo sería fácil: Hombre solo, misma rutina todos los días. Era cosa de esperar a que llegase a casa hacer lo de siempre. Nadie lo extrañaría en un tiempo, y yo tendría mi dinero. Todos ganamos.
Le ahorraría al tipo su vida solitaria y triste. Vacía; de entre alcohol y cigarros. Sin altos, sólo lo mismo día a día, pudriéndose de a poco. Sé que me daría las gracias si tuviese la oportunidad. ¿Ven?, hago mi aporte a la sociedad, hago bien mi trabajo.
En las fotos sobre el televisor, sólo se ve a él con una anciana, que debe ser su madre. Espero que ella ya esté muerta. Debe ser terrible enterrar a tu propio hijo. Olvide averiguar eso, pero como tenía fecha límite para este trabajo, no me dio tiempo, sólo lo justo y necesario.
No quiero ensuciarme hoy las manos, así que me compré un par de guantes negros. Es una lástima que sólo sirvan una vez, me había encariñado con ellos.
Vuelvo a hundir mi mirada en el vacío, haciendo solo caso de lo que oigo.
Me pierdo en mis pensamientos, mientras imagino como será mi ataque. Debo ser elegante, para no dejar ningún rastro.
Si no hubiese sido por ese casco que quedó olvidado en el camino, se habrían demorado mucho más en dar con el cuerpo de ella.
Detalles. Seré precavido esta vez.
Se escucha algo afuera, sin dudas es la puerta del portón metálico que da a la calle. Se escucha el rechinar de los fierros contra el suelo de cemento. Cierran la puerta y los pasos avanzan lento, un poco ... aleatorios. ¡Parece que alguien estuvo tomando!, qué sorpresa...
Trata de meter la llave en el agujero de la chapa. Está ebrio. ¿Por qué prolongas mi espera? Hagámoslo rápido, salgamos de este trámite, ahorrémonos la torpeza, por favor...
Introduce la llave y la gira. Una... Dos... y suena el click. Entra un rayo de luz por los bordes de la puerta que se desliza hacia adelante, dando paso a una silueta tambaleante.
Tenso los brazos y las piernas: estoy listo para saltar, pero me doy el deleite de que conozca a su asesino antes de morir.
Al verme se queda quieto y atina a sacarse los audífonos. El volumen alto deja que la música llegue hasta mí. "Karma Chameleon". Buen tema, me recuerda mis primeros trabajos.
"Hola" le digo, antes de saltar de mi asiento directo a su pecho. Le tapo la boca con una mano, y con la otra clavo el pica-hielos directo en el corazón. El grito se ahoga en mi mano y la vida se le escapa tan rápido como la sangre que brota de su pecho.
Trabajo listo.
Cierro la puerta tras de mi, y salgo a la calle desierta.
Me saco los guantes y les pongo en una bolsa plástica. Me gustaban esos guantes.
Me siento liviano, pero prodido, ya sintiendo el fajo de billetes en mis manos.
Hora de cerrar la oficina..."